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martes, 18 de noviembre de 2014

El Arte del Kamishibai

Hace ya casi un año que la casualidad puso en mis manos un Kamishibai. Imaginaos mi curiosidad, lo abrí, leí un manual que tenían, comencé a leer los cuentos, intentar comprender el mecanismo y tras dos horas de estudio, sentada en el suelo de la tienda rodeada de laminas... Salí orgullosa con mi teatro Kamishibai y un par de cuentos. 
Al llegar a casa comencé a ver vídeos y a leer todo lo que pude sobre este arte.
Y a partir de aquél día me he convertido en una cuenta-cuentos de Kamishibai... 





¿Qué es Kamishibai? En japonés, quiere decir “teatro de papel”.

Los Origenes del Kamishibai
En 1930 se veía llegar a un hombre en bicicleta. El hombre se apea de ella y hace sonar una carraca. Pronto empiezan a arremolinarse en torno a él decenas de niños.
Es lógico, el hombre es un vendedor de golosinas. Pero, además, trae consigo el kamishibai. Saca un teatrillo de madera del tamaño de un maletín, por el que comienza a deslizar unas láminas con unos dibujos de trazos gruesos y sencillos. En su reverso está escrito un texto con rápidas descripciones y diálogos vivaces, que el hombre lee. Los niños escuchan y miran boquiabiertos, gritan aterrados, o ríen a pleno pulmón.
El kamishibai nunca falla, es mágico, siempre consigue atrapar la atención de los niños, hacerlos atravesar esa línea que separa la fantasía de la realidad.
Surgió en Japón, durante la crisis económica de finales de los años 20, como una fórmula para combatir el desempleo: el hombre de la bicicleta, tras el éxito de la representación, vendía con más facilidad sus golosinas entre los felices niños.
Tras unas décadas de declive, en los últimos años el kamishibai ha resurgido, esta vez ya como una actividad puramente lúdica y pedagógica, y lo ha hecho con tanta fuerza que su magia se ha extendido desde el país del Sol Naciente a otros continentes. 
El kamishibai es todo un universo repleto de historias sencillas pero ricas en sentimientos y enseñanzas.
Su magia
El kamishibai fascina a la audiencia. Une la magia de las palabras con el encanto de las imágenes captando la atención de todos, especialmente de los más pequeños. El componente teatral del kamishibai transciende a la simple lectura, ayuda a conseguir un efecto mágico y de concentración en torno al cuento mucho más fácilmente que con otras técnicas.
Al interpretar un kamishibai se produce la interacción gozosa y compartida entre los miembros de la audiencia, entre éstos y el intérprete, y entre ambos y el mensaje que el autor quiere transmitir.
Los niños asisten en grupo a un espectáculo en el que todos juntos pueden gritar de miedo o reír con fuerza. Esto les predispone a compartir los mismos sentimientos, experimentando la sensación de grupo y el disfrute conjunto. Dicho efecto puede ser incrementado por el intérprete adaptando su entonación, ritmo e incluso variando expresiones teniendo en cuenta el ambiente creado.

Según voy estudiando más el Arte del Kamishibai, más me enamoro de él.
"Kamishibai es una fusión:
El teatro es el cuerpo,
el narrador es la voz
y la historia ilustrada en papel,
el corazón".
Espero hacer llegar hasta nuestros niños este maravilloso teatro de papel japonés...